En estos tiempos de globalización donde la mezcla y la hibridez suelen ser la regla, queremos mirar los elementos comunes, esos que están en la raíz y sacar desde allí historias para contarles. En una época donde se descree del presente y futuro del periodismo, de la conversación reposada en una entrevista, de la lectura donde el periodismo se mezcla con la literatura en su forma, apostamos por este medio de comunicación, que estará en redes sociales también, que usará todas las plataformas y tecnologías disponibles para llegar a nuestro público soñado.

Décadas atrás, los medios de comunicación eran poderosas fuentes de información, casi únicas en su tarea. Ahora la información está en todas partes. Cada persona tiene la posibilidad de informar, como también lo hacen las instituciones y las diferentes organizaciones. Y cuando el medio lo hace, el público también opina y enriquece el contenido. Con mucha información rápida que se ha vuelto altamente desechable.

Pero creemos que en este contexto es importante volver hacia preguntas fundamentales, con viejas y nuevas miradas, dispuestas a aprender y a trazar nuevas respuestas. Apostamos a la búsqueda de algo que tenemos en común, y a la calidad, a ese periodismo reposado que pareciera estar tan a contrapelo de la época. En eso pensamos cuando comenzamos este medio, y también en que hay espacios que los medios tradicionales y alternativos existentes aún no han mirado y que vale la pena hacer el esfuerzo por arrojarles  luz, registrar y contar historias.

Nos preguntamos qué nos hace sentirnos atacameños. No es que sea una pregunta muy original, muchos y muchas se lo han planteado anteriormente. De hecho, muchos artistas durante años han trabajado en esta búsqueda. Así que nos propusimos extender la pregunta y recorrer las ciudades, las localidades, interrogar a esos creadores y exponer las respuestas que han encontrado.

Sabemos que no es sólo un paisaje, pero hay algo de eso. No es un material ni un elemento, pero hay varios de ellos. No es LA historia de Atacama, esa con mayúscula, pero sí está ahí. Y también las cientos de historias que la han ido conformando en los distintos territorios que componen Atacama. Tenemos la intuición de que no encontraremos una sola respuesta, pero que vale la pena registrar el camino.

Somos un equipo de tres mujeres: