Por Marcel Gaete Parraguez.
Tenemos claridad que no han sido días sencillos y tenemos a compatriotas que lo están pasando muy mal. En materia de coberturas periodísticas ha implicado un esfuerzo mayor para los comunicadores y periodistas. Chile es un país que está constantemente expuesto a emergencias, como son los terremotos, aluviones, tsunamis y ahora nuevamente los incendios forestales, que ya nos golpearon con fuerza el 2017 y 2023 en la región de Ñuble.
Han sido días intensos, donde la región de Valparaíso ha vivido diversos focos de incendios, donde se ha visto el trabajo de Bomberos y Brigadistas de CONAF en los puntos más críticos, pero es sin duda, es una de las más grandes emergencias del último tiempo.
Las notas y crónicas en prensa escrita, los reportajes en televisión, han graficado la dimensión de la “tragedia” en especial para el sector agrícola.
Para que los focos de incendios no avancen, se ha evidenciado la coordinación de los distintos servicios públicos y del apoyo del sector privado para canalizar las ayudas que resulten más urgentes. En el terreno existió dolor y preocupación por parte de las familias que en algunos casos perdieron todo, pero que con mucha resiliencia han podido ir saliendo adelante y ponerse de pie nuevamente.
Es en estas instancias de emergencias y catástrofes donde el periodismo y las comunicaciones deben responder con seriedad e informar de manera clara a las inquietudes de la población, sin causar alarmas innecesarias, o errores que pueden faltar a la ética, por el solo hecho de querer “llegar antes” con la noticia. Por eso es que se llama a la responsabilidad social que se tiene cuando se toma un micrófono o se escribe, dado que han proliferado una serie de portales que no tienen línea editorial, ni menos un control de los contenidos, por lo que pueden generar pánico en situación de evacuación o similares. Destacable la intervención del colega Rafael Cavada, que estando con un despacho al aire, donde el periodista en terreno entrevistaba a una familiar directo de personas que fallecieron en el Jardín Botánico de Viña del Mar, y se “quebró” en medio de la cuña, por lo que el solicitó contener a la persona, -y mostrar otra cosa al camarógrafo-, lo que es destacable por parte del profesional de las comunicaciones, porque en otros espacios, se hubiese dejado la historia al aire, sin pensar en el sufrimiento de la gente.
Todos podemos aportar a superar la emergencia, pero debe ser con acciones concretas y bien pensadas, porque también hay quienes se dedican a realizar un “turismo de la catástrofe”, obstaculizando así la labor de bomberos y las policías, y a veces impidiendo el paso de vehículos al lugar de la emergencia. En resumen, la población valorará siempre el rol activo de los medios de comunicación y de la gente que está detrás de las informaciones. Para el periodismo los desafíos son permanentes, y es por eso la importancia de consultar fuentes fidedignas y no creer cualquier “volador de luces” que aparezca en medio del fuego, espacio donde abunda la incertidumbre y donde la sensibilidad está a flor de piel.