Por Jessica Acuña Neira.
Estamos tan acostumbrados al lenguaje audiovisual que nos parece invisible. Cuando nos cuentan una historia, apenas notamos los movimientos de cámara, el punto de vista en el que se sitúa, a no ser que el director lo haga evidente. Tan invisible como nos resultan la sintaxis y la gramática al conversar o leer un buen texto. Pero hay veces en que la cámara, los planos, el punto de vista, los cortes y el montaje son evidentes, son subvertidos o utilizados de otra manera, como ocurre en la video danza.
La danza contemporánea tampoco se caracteriza por contar historias y seguir un hilo narrativo que nos lleve pacientemente de la mano. Más bien busca perturbarnos, reconocer la analogía a un movimiento, a una situación, a una figura, a una sensación. Por eso la video danza nos comunica de otra manera, desde la imagen y el movimiento logrando un poderoso mensaje. Este es el formato que la compañía Movimiento en paralelo escogió para su obra “Éxodo”, interpretada por Bárbara Villarroel, María Isabel Neyra, Marianela Rivera, Andrea Peralta y Valentina Valdebenito bajo la dirección y coreografía de Hernán Meléndez y la dirección audiovisual de Francisca Valdebenito Neyra.
La obra comienza con una sumatoria de imágenes de lo que veremos. De esas imágenes rápidas me quedo con la de una reja plantada en medio del desierto, alta, con arena debajo de ella. De alguna manera me evoca el muro de Trump, las zanjas del gobierno de Piñera en Colchane, las nuevas rejas de República Dominicana, las de España en África y un largo etcétera.
Éxodo se desarrolla en el desierto, al menos gran parte de la película.
La única parte distinta es la del encierro. La tensión máxima está allí, donde sentimos la desesperación a través de la escasa luz y movimientos fragmentados, acompañados de planos de rostros angustiados, a ratos con un expresivo desenfocado.
Luego volvemos al desierto. Vemos los pasos firmes y después cansados dejando huellas y sombras en la arena. Siempre con la misma música que acompaña la obra de manera meritoria a cargo de los hermanos Ledezma. Mi imagen favorita es la de las bailarinas cruzando el plano del desierto de derecha a izquierda. Me gusta, tal vez, porque es tan común esa frase de atravesar el desierto cuando hay una tarea difícil, un período doloroso, un camino difícil de transitar en la vida que resumimos en esa imagen que tal vez viene de los evangelios y el pueblo judío sufriendo 40 años sin encontrar el destino. O tal vez para quienes vivimos en medio de él es una imagen que nuestros genes nos han heredado de las historias de empampados, seres extraviados en una geografía donde es demasiado fácil perder las señales de ruta.
Pero más recientemente sabemos de las muertes de quienes han tratado de cruzar el desierto y no han soportado los bajo cero grados celcius en el sector altiplánico, y de que claramente es un trayecto que sin las condiciones adecuadas es extremadamente difícil de recorrer. Las intérpretes lo resumen muy bien en ese plano estático, donde desde la derecha de la pantalla las vemos aparecer juntas, coordinadas, con las manos arriba y avanzar hasta desaparecer por la izquierda.
Las mujeres también corren, se cargan unas a otras, ruedan por la arena, las vemos desesperarse, encontrarse con el mar sin encontrar la calma. Volver a correr y caerse. Pararse y correr. Hasta que la música se calma y ellas se detienen en un gesto, hasta que la pantalla se va a negro avisándonos que terminó esta obra de casi once minutos, intensa, hecha para conmover y llevarles la pregunta a los espectadores que en sus cómodas sillas, camas o butacas podrán responder acerca de lo difícil que es dejar atrás tanto.
No podría terminar este comentario sin antes citar que América es la zona cero del cambio climático, para algunos el sector más afectado por la crisis climática (otros opinan que es el continente africano) ya que vivimos sequías que terminan con lagos y ríos y transforman en desiertos a tierras antes generosas, huracanes cada vez más devastadores, especies que se extinguen. Un cambio que junto a las situaciones políticas y económicas seguirá provocando éxodos masivos de la población. Por eso esta obra es bienvenida, porque nos ayuda a sentir lo que puede ser emigrar y llegar hasta nuestros valles y ciudades. Siempre y cuando no seamos nosotros mismos los desplazados.
Pueden ver la obra en este link: https://www.youtube.com/watch?v=AHOYt3SOQvo&ab_channel=HERNANMELENDEZ
Gracias por esa detallada observación y apreciación de la obra, es alentador poder recibir y leer como el trasfondo de la pieza creada logra esta reflexión . 🙏